Noto la presión en el pecho, la falta de aire, el corte en la respiración, el nudo en la garganta, el pulso acelerado, las ganas de gritar...
Noto como las ganas de vivir florecen en el alma y consiguen arrancar sonrisas sin motivos.
Noto como el hastío, la desidia y la melancolía permanecen, pero pierden fuerzas. Ya no reparo en su presencia tan frecuente, ya no aprecio sus ganas de matarme por dentro, apenas percibo la oscura esencia que guardan esos sentimientos.
Tan solo quiero dejarme llevar, no pensar demasiado las cosas.
Pero todo es demasiado complicado:
Su forma de ser, su manera de ver la vida, de disfrutar los pequeños detalles, su imperfecta sonrisa, perfecta a mi ver, sus ojos de luna llena, que me atraen, me invitan a intentar colarme en su cabeza... Enloquece mi pensar, trastorna mi mente.
Pero todo es demasiado complicado:
Es su olor que me incita, que me hace seguir su rastro hasta llegar a su encuentro, que me hace tenerla en la cabeza hasta verla, y aún así, continua, me persigue su perfume.
Si no está, la imagino, revivo su esencia que llena todos mis pensamientos.
Su imagen se queda impregnada en mi alma.
No hay escapatoria. No hay olvido posible.