Déjame deshacerme entre las sábanas, entre compases, entre suspiros.
Y que el viento se lleve mi alma entre destellos de un amor fugaz que nunca pudo ser,
pero siempre quedará.
Yo misma cuando soy real, y la incerteza de la realidad me desnuda frente al espejo,
y me encuentro de pleno con mi viva imagen,
¿Me encuentro?
Nunca dejamos de ser nosotros mismos,
y me desligo de mis sombras con ansias por vivir, por amar,
esquivando el deber de corregir los matices que crean escalas en blanco y negro (sombras) en mi personaje principal,
así que no me queda otra que recrear la escena en la que la propia vida se encarga de asesinarla sin piedad.
Acto final: sigo desnuda frente al espejo que me señala,
y nunca deja de hacerlo,
me oprime el pecho,
veo sangre derramándose en el suelo,
pero es sangre ficticia, como yo,
y cedo.