Amb els peus al terra,
però amb la mirada al cel,
cap adalt, delirant,
sentint el cor,
"va bategant,
cal seguir caminant,
viatger de l'esperança,
no deixis de caminar".
I ara es ficaran al cap mil històries que no venen al cas,
però el seu ritme colpejarà amb força des de dins,
sense pors,
sense control,
descol·locant els mobles del dormitori mentalment des del llit,
i somriu,
i ho envolta tot la seva llum,
ara
foscor
sense el seu cos al meu pit,
tan sols el record de la seva pell
i un rellotge embadalit
que fa córrer els segons al carrer de l'ànsia per a veurer-la mirar-me des de lluny quan ve,
despentinada i rebel,
a descol·locar-me,
ara,
els apunts que em parlen de la vida.
Només ens queda desfer les ferides i deixar-nos caure,

lentament,

per aquest precipici de bogeria que ens atordeix la raó.


"Tu balcón, mi risa, el viento..."

Y ahora frío, solo frío, desde anoche.
Se metió por la espalda estremeciendo la piel mientras dibujaba el contorno de las heridas que el tiempo se había encargado de abrir, se enredaba en las costillas asfixiando el espacio vacío que faltaba por cubrir y se quedaba en los huesos.
Y respiro, retengo, recuerdo cuando andabas con paso firme y desnudo sobre la arena, y la piel desvestía tu cuerpo mientras el sol lo acariciaba con ternura.
Anhelo tenerte entre mis brazos y sentirte a morir, sobrecogerme al respirar y respirar para consumirme en el aire que succionan tus pulmones, ese que tantas veces me falta. Y es que extraño el ir y venir de tu sonrisa alborotando mi calma, descolocando los papeles del cajón y poniéndolos al día a la vez que deshaces las palabras que crean disturbios en las calles de esta todavía incomprensible utopía.
Por no saber ni sé si aún sigo viva, solo los pinchazos letales que acoge mi esternón confirman que no he muerto. Pero este oxígeno no es el nuestro, ni tampoco el tiempo que decidió abandonarnos en la carrera, mucho menos esta luz artificial que se filtra creando sombras. 
Entonces tuvimos que ceder, no quedaba otra, solo silencios y vacíos que devoraban mis entrañas.
Y ahora tú, de nuevo, arrasándolo todo, quemándome por dentro, devolviéndome la vida.

El nostre temps s'aturarà, 
però el vent el farà córrer com mai abans ho havia fet.
I tu hi seràs allà, per davant de totes les contradiccions, 
i jo hi seré en tu, 
reflectida a la teva ànima, 
desfeta als teus llavis.




La última página. Letras que escuecen y que llaman a tu puerta, pero tú no quieres dejarlas pasar. Imaginas su entrada triunfal, arrasando con el orden, imponienedo su caos y una extraña sensación de calma nostálgica, una sobredosis de éxtasis, efímera y arrebatadora, que se lleva al marchar. Y así como llegas a la última frase, a la palabra final, el espacio desnudo restante te confirma el vacío que se asoma desde el horizonte de la soledad.

Silencio, silencio. 
El eco del recuerdo huidizo a su muerte retumba en los posos del café (con leche del tiempo, por favor) y la voz que te narraba esas historias vuelve tímidamente con el frío, que te acaricia la espalda y te eriza la piel. ¿Dónde estás? 
Todod los fuegos, el fuego, y acabaremos consumiéndonos, acabaremos en nada.
"Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris"
Polvo, pero el que hay en la encimera.
Ya lo limpiaré mañana.

Trescar pel teu món
o grimpar per les teves curves,
és el mateix.
Perdre'm als angles del teu cos
per no tornar a trobar-me,
i oblidar-me de tot
menys de tu.
Que la mort
ens fa malbé
la pell,
però la vida
ens sana
les ferides del cor.
 Somriu.





Soy esa mente autodestructiva 
que se apuñala a sí misma 
con recuerdos envueltos 
en el veneno letal de la duda.





Como la luz conquistando la oscuridad, se acerca disimuladamente, te acaricia con su voz y te abraza con firmeza para no dejarte marchar. No podría ser de otra forma. Sientes cómo se infiltra en la piel, trastoca y va calando hasta la médula. Entonces sus ritmos te introducen en el compás y aparece súbitamente su imagen, un impulso eléctrico que te mantiene la respiración suspendida en el aire. Tres minutos en los que recuerdas a Edith Piaf y su "Vie en rose", la ciudad bajo tus pies y los delirios apoyados en el borde del precipicio. Y ahora solo queda el recuerdo de aquel calor arrasando el frío de este invierno, estremeciendo el alma y las heridas que esconde un cuerpo inhabitado que intenta sobrevivir a un dolor inexistente.

Fernando Vallejo


Yo por mi parte la quería a ella más que a nadie, 
con un amor ilimitado.
Si ella no me correspondía en la misma medida,
qué me importa,
qué carajo, 
el amor es así: 
desbalanceado, desajustado, desequilibrado.


No me da miedo volar. Realmente me gusta la sensación de vértigo que provocan las alturas, sentir el viento descolocándolo todo, el sol brillar en lo alto del cielo acariciando la piel, envolviéndote en su calor efímero a su ausencia. No, definitivamente he creado una adicción a ese estado, a sentir el alma con ansias por salir del pecho, a ese leve cosquilleo que confunde la realidad, al ritmo acelerado que provoca el compás de un jazz, suave, lento, sin miedo al final, a sus cambios bruscos de pulsaciones. Traspasan los reflejos que distinguen el hilo del humo grisáceo desvaneciéndose en la nada, consumiendo el tiempo mientras recorro sus piernas infinitas desde lejos, esquivando silencios y permisos en las fronteras para llegar a aquello que esconde, aquello que nadie conoce y que algunas veces le gusta abandonar a su suerte en la oquedad del olvido, entre los pliegues de las sábanas y el roce con la desnudez.
La atmósfera se transforma, cambia sus tonos oscuros, confusos, ambiguos, por un vehemente rojo, lleno de delirios y contratiempos rítmicos que logran desgarrar el alma, y arruinan la razón imponiendo la locura. Pero su presencia siempre esquiva rehúsa súplicas, reproches o cualquier tipo de contacto que pueda provocar un acercamiento disimulado entre dos cuerpos extraños que no saben muy bien cómo han ido a parar a allí. Y piensa, calcula concienzudamente el siguiente paso, el gesto, la mirada capaz de arrebatar en un suspiro todo el aire existente de tu alrededor, un vacío lleno de misterios, de miedos que poco a poco logran desbordarse en el eco de una voz quebrada mientras el vaivén de la gente, no menos ajena que tú, aturde la nitidez con la que percibes su silueta acorralada por sombras y matices que, a veces, te cuesta distinguir.
Continúa. Los latidos imitan sin contrariedad al ritmo voraz que escuchan dictado por aquel piano capaz de hacer estremecer hasta el rincón último de la piel.
Atónita, afónica, la mente se enreda deliberadamente entre presagios utópicos e imágenes quiméricas que jamás llegaron a avistar tus ojos, y la voz que crees escuchar de sus labios no es más que el anhelo que procesan tus entrañas, tus vísceras reclamando un destello de luz aural capaz de calmar el ansia que te consume por dentro. Y así vas, de un lado para el otro sin necesidad de razonar, obligándote a seguir, sin tiempo que parar, hasta que miras el reloj y son las 3, y mañana tienes que madrugar como cada maldito día. Es la misma rutina semanal, la misma mierda de cada mes que se fracciona y se convierte en el hábito diario de aguantar y estar, o no. Pero vueles al recuerdo, cedes ante el instante eterno en el que solo sus ojos alumbran el camino que pierde el sentido, que se desvanece al no mirar atrás y ya no recuerdas el punto en el que te has perdido. Así que avanzas por un único impulso, una razón insustancial que late en el pecho y bombea sangre dándote la vida.



Tramuntana ☾

El teu aire no és normal, estimada. 
Pot ser el teu verd em recordi al bellut, 
i el teu blau m'embadali. 
Quin deliri grimpar per les teves curves, 
trobar-me de ple amb la meva mar
i aborcar-m'hi amb el pensament,
en ella i en tu, 
sempre deixant una part de l'ànima, 
fent arrels a les teves entranyes. 
La teva terra serà el refugi que mai no podré deixar enrere 
i el meu cos, 
predestinat a sofrir la teva absència,
es desfarà amb el vent que recorr la teva geografia.



                     


Cortázar.

"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mía con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.”

Me encanta masturbar a una mujer - Cristian David Bolívar

Me encanta masturbar a una mujer
Ver como su cuerpo se estremece,
sus ojos se pierden y su respiración se hace más forzosa.
Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad,
que mis dedos dancen en su entre pierna,
mientras mi boca explora su piel,
juguetea con sus pezones, dando pequeños mordiscos;
sutiles pero apasionados.

Me gusta arrancarle alguna que otra palabra sucia.
Me gusta que se despoje de todo prejuicio
y sea quien desea ser todo el tiempo.
Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre,
que se haga más frecuente su respiración,
que arda la piel y justo en el éxtasis del momento,
llegue al clímax cortando con un grito.

Uno diferente, uno que es más silencio.
Como si muriera momentáneamente
y despertara con una sonrisa, una completamente sincera.
Me encanta masturbar a una mujer, porque cuando acaba,
significa que apenas empieza lo mejor.

Deliri nocturn

A veces deliro imaginando sus curvas en mi mente. Qué se le va a hacer, mi alma aventurera decidió aburrirse de la monotonía y perderse en la espiral infinita de su sonrisa, aquella que tan pocas veces se dejaba ver. Pero un reflejo de luz aural, un destello en la oscuridad, un pozo desbordante del fuego de la vida arrasa cada rincón de mi cuerpo al creer ver todos aquellos besos perdidos colgando en la comisura de sus labios, danzando en su risa, llamando a la carne. Un delito contra la inocencia, contra la sangre fría, contra el olvido. La perdición escondida entre las sombras de su mirada, llenas de histeria, de veneno. Adictiva por el hechizo hipnotizador que provocan sus pupilas, envolvente en todos los sentidos físicos y mentales.
Y a pesar de todas las evidencias quise jugar a ser Dios, a dejar de sentir y olvidar que aún tengo por ahí un corazón, maldito tal vez, como ella

《DELIRI NOCTURN》

El impulso eléctrico de su recuerdo
me ha chamuscado las arterias,
ha provocado un cortocircuito
y ha quemado el software de mi cuerpo.
A veces quiero odiarla,
pero solo logro amplificar la sensación de vacío que he ido creando,
en escala de sombras y reflejos,
a medida que nos íbamos deshaciendo debajo de las sábanas.
A veces quería quererla,
pero las entrañas se retorcían,
la presión de mi atmósfera asfixiaba el oxígeno de mi alrededor,
me desangraba, 
escupía veneno a causa de los miedos,
las excusas,
los silencios,
los reproches,
los vacíos,
los miedos, más miedos, y otros miedos...
A veces quería perderme
de ella,
de mí,
darle esquinazo a las burlas de mi mente,
dejar de joder mi mundana existencia.
Tenía la necesidad de sentir su cuerpo, respirar su aire, vaciar una botella, fumarme mucha mierda o llenarme de pólvora la sesera.
Todo era lo mismo, provocaba el inconfundible y efímero
efecto placebo
con el que vivía, moría y renacía,
una vez tras otra,
un dolor tras otro.


(La inspiración, el viento cargado de sentimientos fríos e impulsos eléctricos que magnifican los pinchazos insaciables del esternón ahora ahoga y asfixia el aire que envuelve su aroma, y los recuerdos, algunos que se escapan a mi control, vuelven con la imagen de su cuerpo envuelto por caricias y su respiración acelerada asesina la calma que, tal vez, haya sentido alguna vez a su lado)

Carta a mi sombra.

Hoy... 
Hoy dejo marchar a mi sombra, la copia inexacta de mis defectos. 
Hoy le doy permiso para que huya, se desligue de mi cuerpo, baje de este escenario y olvide su papel. 
Hoy quiero que empiece a caminar por delante de mis pasos y aprenda a esquivar la luz que le obliga a colocarse detrás de mí.
Quiero que grite y reclame todo aquello que los de arriba nos han  arrebatado a los de abajo, que critique las injusticias impuestas que maquillan y tachan de democráticas,
vull que lluiti per la nostra terra, 
per la nostra mar...
Que haga suya a la noche, que la use, la deshaga y malgaste el tiempo recorriendo las calles de la ciudad en invierno.
Quiero que escuche los susurros del viento, que hable con las malas lenguas y se emborrache con tequila hasta vomitar verdades.
Quiero que una tarde cualquiera, sin avisar, sin cita previa, decida volver con el último suspiroy traiga en sus labios los versos perdidos cautivos de miradas, de cuerpos desnudos.
Pero no escucha, no entiende el eco vacío de mi voz, no llegan a ella los silencios que esconden mis miedos, que ocultan la inevitable necesidad de encontrar el reflejo de la imagen incandescente de la luna en la ventana del alma. Permanece paciente detrás de mis talones esperando el momento exacto en el que poder empujarme al vacío, 
cuando mi ego se reduzca a silencio, y el silencio, al aroma embriagador de su recuerdo.

Petita intervenció.




De sobte m'aturo a l'enrenou del silenci, 
entre el ressò d'uns passos inexistents i el gairebé imperceptible 
so del pinzell lliscant sobre un llenç en blanc. 
I aquí me deix endur,
ja no soc, ara sento...
Sento les vibracions del vent que porta records d'altres vides,
a altres instants,
recorrent la meva pell i grimpant pels forats buits del meu cos.

Petita intervenvió.


I què si m'agrada perdrer-me per carrers que ja conec? 


I què si crec que hi haurà una ditada de seny entre finestres tancades i reflexes de llum?


I què si a dalt dels terrats d'aquestes cases envoltades d'ombres i esperits hi trobo el rumb a què dirigir el meus ulls?


 I què si en lloc de mirar cap endavant m'aturo a contemplar el cel?



Petita declaració d'amor.


Mallorca, estimada, 
teu és el meu cor, 
però guarda'm el secret,
guarda'l al fons de la teva mar, 
amb la imatge de la teva alçada, Tramuntana, 
per quan torni a néixer, 
per enrecordar-me'n del amor tan gran que sent per tu.


Mallorca, amant, 
teva és la meva ànima, 
però guarda'm el secret, 
guarda'l a les teves nits d'hivern, 
amb la imatge de la lluna al teu cel, 
per quan tornin els deliris nocturns de l'estiu, 
desig carnal del teu infern, 
per enrecordar-me'n de l'ànsia tan gran que sent per tu.


Pautas para deshacerse:


Desahógate en mí.

Clava tus ojos en mis pupilas
y aniquila aquello que ya no respira.
Renace en ti.
Desgárrate el alma,
arranca las heridas,
desnúdate con la mirada, 
déjame deshacerte.



Tiempo Muerto - Benjamin Prado

Ha sido un día raro. Estás tumbada
junto a mí.                  
Casi puedo escuchar la marea
de la sangre en tu piel
y el deseo que llena tus manos de leones.
Luego, apagas la  luz.                                          
La noche salta
como un pez de tu corazón al mío.
Y sin embargo hay algo.                                                  
En realidad
no sé qué es.
                         
Pero aquí está.
                                                         
Es extraño:
de repente, me digo: -Cada hombre
lleva una pala para cavar su propio infierno.
Me pregunto qué he visto,
dónde estaba,
la razón; imagino
la tarde entera: el bar cerca de la autopista,
la ciudad
debajo de la lluvia igual que un barco hundido;
y algo que yo te dije
y algo que tú dijiste: -Si no sabes
por qué lo has hecho, nunca sabrás por qué ha pasado.
Pero no veo nada,
ningún dato,
ninguna relación con el infierno.
                                                                     Entonces
miro adelante, busco
las palabras que tienen lo que quiero decir.
Y ahí tampoco hay nada:
Hay la azotea roja;
hay el gato que atrapa un pájaro y devora lentamente mis ojos.
Tú sigues a mi lado.
Tu corazón golpea dentro de la mujer
dormida, igual que un perro ladrándole a las tumbas.
Me pregunto,
después de tantas cosas,
cuando cada hora quema
su selva entre mis manos,
me pregunto
qué es lo que sé de ti;
si tal vez, como dice Marianne Moore, lo importante
de lo que vemos es lo que no vemos.
Y no encuentro respuestas.
                                                        
Ni caminos
por qué volver.                               
Enciendo
una luz,
abro el libro,
cierro el balcón.
La noche
se reúne a sí misma, se marcha de nosotros
con su cielo vacío,
con su dios que se lleva
algo de nuestras vidas a su ciudad deshecha.
Abro el libro
mientras que en el tejado se mueve la serpiente
azul del agua
y sigues
Junto a mí
y por tu corazón se alejan los tambores
y escribo la palabra árbol y en ese árbol
crece
tranquilamente
la palabra naranja.

Una mujer, un arte.

No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias.Una a la que le gusten los juegos de fútbol y de pelota y no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así.
Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, jamás se regresa.

Martha Rivera Garrido

Oda a Afrodita - Safo

Y tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
Te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
—me preguntabas—

¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
mísera Safo?

Que si te huye, tornará a tus brazos,
y más propicio ofreceráte dones,
y cuando esquives el ardiente beso,
querrá besarte.

Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
liberta el alma de su dura pena;
cual protectora, en la batalla lidia
siempre a mi lado.

Alta va la luna - Federico García Lorca

Alta va la luna. 
Bajo corre el viento.
(Mis largas miradas, 
exploran el cielo.)
Luna sobre el agua. 
Luna bajo el viento.
(Mis cortas miradas, 
exploran el suelo.)
Las voces de dos niñas 
venían. Sin esfuerzo, 
de la luna del agua, 
me fui a la del cielo.

Epístola (Truca'm) - Josep Piera

Truca'm, amor, la porta;
com el vidre tremola un instant
quan el vent acarona l'arbreda,
així t'espere, jo, paraula oferta, goig.
Truca'm la porta, amor,
no t'espanten els lladrucs de la por;
jo t'espere
com només ho saps tu, em pense.
Mai no és llarga l'espera, ni és silenci,
si tu has de venir, amor meu, a cercar-me.
Vindràs, amor, a veure'm?
Una altra volta almenys, una només
si vols, una carícia,
una paraula, veure't,
sentir-te respirar al meu costat, com un foc;
somriure amb tu, escoltar
el desig arrugant els llençols del silenci,
dintre la música del temps,
l'harmonia dels núvols al fons d'una finestra,
els teus llavis, amor, els teus llavis,
una font, una sínia, una fira de goig;
i les mans
i cançons i deler i un contacte de roba,
perfum lleuger que desperta,
un ventíjol d'estiu, només, a penes
si un preludi d'inici al tacte de les pells.
Bé saps tu com t'estime, amor amic amat,
criatura del somni, dolcíssima ficció.
La meua ment, atenta, tota
per sentir-te a la vora, escoltar
els teus mots, espill preciós d'estima.
Truca'm, amor, la porta. Truca'm.
Tot el gaudi del món t'espera entre els meus braços.
Vine.
A l'hora, dia, instant o vida que em demanes.
Potser no saps, amor,
amb quina urgència et faig aquesta crida.
T'espere.
Truca'm.
Vine.
Abraça'm.

Poema XV

"Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto"

Pablo Neruda.

Safo de Lesbos


Inmortal celeste, de ornado trono,
dolotrenzadora, Afrodita, atiende:
no atormentes más con pesar y angustias
mi alma, señora,
sino ven aquí, si mi voz de lejos
otra vez oíste y me escuchaste
y dejando atrás la dorada casa
patria viniste,
tras uncir el carro: gorriones lindos
a la negra tierra tiraban prestos
con sus fuertes alas batiendo el aire
desde los cielos.
Y llegaron pronto, y tú, dichosa,
con divino rostro me sonreías
preguntando qué me pasaba, a qué otra
vez te llamaba
y que qué prefiero que en mi alma loca
me suceda ahora: «¿A quién deseas
que a tu amor yo lleve? Ay dime, Safo,
¿quién te hace daño?
Pues, si huyó de ti, pronto irá a buscarte;
si aceptar no quiso, dará regalos;
te amará bien pronto, si no te ama,
aun sin quererlo».
Ven también ahora y de amargas penas
líbrame, y otorga lo que mi alma
ver cumplido ansía, y en esta guerra,
sé mi aliada.

Safo de Lesbos

De verdad que morir yo quiero
pues aquella llorando se fue de mí.

Y al marchar me decía: Ay, Safo,
qué terrible dolor el nuestro
que sin yo desearlo me voy de ti.

Pero yo contestaba entonces:
No me olvides y vete alegre
sabes bien el amor que por ti sentí,

y, si no, recordarte quiero,
por si acaso a olvidarlo llegas,
cuánto hermoso a las dos nos pasó y feliz:

las coronas de rosas tantas
y violetas también que tú
junto a mí te ponías después allí,

las guirnaldas que tú trenzabas
y que en torno a tu tierno cuello
enredabas haciendo con flores mil,

perfumado tu cuerpo luego
con aceite de nardo todo
y con leche y aceite del de jazmín.

Recostada en el blando lecho,
delicada muchacha en flor,
al deseo dejabas tú ya salir.

Y ni fiesta jamás ni danza,
ni tampoco un sagrado bosque
al que tú no quisieras conmigo ir.

Que la ciudad espera - Odette Alonso.

Lo supe desde ayer
o desde siempre
alguien estaba esperando la salida
y caminar sería una esperanza alegre
bajo los pies
que la ciudad espera.
Por eso demoré menos que de costumbre
y bajé sospechando que la incredulidad
era sólo un fantasma persiguiendo.
La ciudad es un misterio
que cambia sus colores
un lagarto dormido y acechante
una vieja inquisidora y alcahueta.
Por eso permití que me escondiera los zapatos
y me tomé de su mano para cruzar la calle
por eso hicimos el amor con la ventana abierta
para que la ciudad
recostada al balcón
nos contemplara.
Afuera ya no llueve
se poblaron los charcos
y la ciudad espera por los sueños de todos.