Danzo en tu fuente
para que el agua vuele hasta tu orilla,
para que el viento la arrastre hasta tus pies descalzos.
Pero este desierto que nos separa
absorbe cada molécula que pasa a través.
Mi azul no te alcanza,
se deshace con el gris, en lo opaco
(el tiempo)
y se transforma en verso,
naces
poesía.
Tu arte imitado por mi luz
en este oasis que recrea tu esencia,
tu ausencia,
y te revivo.
Mis aguas se desbordan,
me engaña la inconsciencia,
y te siento
clavando ojos, uñas, dientes,
desgarrando entrañas,
devorando el último rastro de éter.
Todo
sin llegar
a mirarme la piel,
solo el anhelo
de lamerme las heridas,
la miel.