Carta a Roma.

He decidido escribirte esta carta que nunca llegarás a leer. Necesito sacar esto que me consume por dentro.
No es la primera vez que te plasmo en papel, pero en esta ocasión lo hago directamente, imaginando que dedicarás un poco de tu tiempo a estas líneas. Quizás con una taza de café y un cigarro a medio acabar, en una de esas típicas escenas de sofá, pero no será así.

Realmente no encontraría palabras para describirte este vicio malo que resultas ser, esta sensación cocainómana que me devora las entrañas tras una vida entera sin tenerte... los escalofríos que recorren todo mi cuerpo cada vez que escucho el eco de tu voz, o la sensación de vacío que padece mi ser al encontrarme de lleno con la inmensidad de esa luz que durante tanto tiempo me indicó la dirección del camino. No existe la conjugación perfecta de rimas y versos en los que esconderte que revivo la esencia de tu piel, tan innata en mis adentros, cuando el viento, soberbio, me impregna los sentidos de tu ausencia. 
Emigrante, como el ave que se deja guiar por el viento, te seguía de puntillas, cubierta por las sombras, buscando las huellas imaginarias de tus pies descalzos en los rincones más insospechados de la azotea, saboreando cada instante de imaginación desperdiciado.
Pero esta vez vengo a decirte que nuestras vidas no valen gran cosa, que miro al destino burlándose, harto de nosotros; nos promete todo, nos da nada. Y nosotros sucumbimos al caos de lo imposible por amor a la incerteza de la vida, y parece que la felicidad está al alcance, entonces tendemos la mano y nos volvemos locos. 
(*) Por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos... 
Pero el viento es peligroso y arrastra pequeñas muertes del pasado disfrazadas de minúsculos seres inhertes que despiertan del sueño efímero del olvido para posarse sutilmente en el espacio ilimitado de la duda. 
Jamás nadie nos previno del fracaso, jamás nadie nos alertó del triunfo, por eso nos arriesgamos, nos dejamos hacer, nos dejamos sentir, sentir a morir, sentir al vivir. Sentir, qué concepto se esconde tras la forma. Eso te lo debo, y una lista interminable de las veces que desgasté tu nombre para explicar quién era yo, porqué era yo.
Solo recordarte que vale la pena soñar, que nunca dejes de hacerlo porque la vida con la luz que hay en tu mirada, es más vida, es más alma.
No te rindas, como bien decía Benedetti, que aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también es el deseo. Porque cada día es un comienzo nuevo.
(*) 5, Árbol de Diana, Alejandra Pizarnik.

Frases con alcohol y altas dosis de ficción y surrealismo.

Vacío. Todo a mi alrededor está vacío, como mucho a medio hacer.
El tiempo nos consume, sin escapatoria posible. La música llena ese hueco de soledad, pero no es suficiente, nunca lo ha sido.
Mezclo frases con alcohol y altas dosis de ficción y surrealismo. Con ello logro abrumar la mente, liberar el alma.
Pluma, papel y sentimiento, dejo salir sin ningún impedimento cada uno de los pensamientos que recorren mi razón, esos que queman si los guardo. En ocasiones consigo plasmarlos sin pensar demasiado. Otras necesito cafeína, como la que hay en tu mirada, y recordar tu olor.
Camino inquieta, observando siempre. A veces me paro. A veces continuo. No decido el ritmo de mi vida, pero sí me quedo con aquello que considero valioso. Instantes, breves pero intenso que, simplemente, ocurren en el momento menos apropiado, cuando la mente más necesita clama. En un segundo se provoca la confusión.
Todo es demasiado demencial. Las palabras ya no sirven, escapa la ilusión tras tanta pérdida injustificada de esperanzas. Intentar acertar por error, desvivirse por vivir, llorar para poder sanar heridas con restos de sal y limón en la piel, crear disimuladas sonrisas que esconden oscuridad, interpretar un papel que un espejo roto en la pared es capaz de desmontar, que descompone en mil pedazos la piel donde solía esconder todo aquel calor.
Pretendo seguir el camino, pero una sombra oscura me persigue a cada paso que doy.
No encuentro lugar donde sentirme a salvo.
La felicidad que radiaba mi sonrisa se ha ido desvaneciendo con el paso de las penas, causada por este mundo complejo que no entiende mi ser.
La razón se confunde, no entiende. 
El fuego que ardía dentro de mí se ha ido consumiendo como si de cenizas habláramos, y la esencia ya no tiene precio, no se valora. Y sufres, sin motivo aparente.
El desconsuelo traspasa la piel, los huesos, y llega al alma. Quiero saltar al vacío, pero siempre hay algo que me lo impide. No logro averiguar qué es aquello que me empuja hacia atrás, salvándome del precipicio e impulsándome hasta el lugar donde había caído la última vez. Correr es la única opción.
De vez en cuando vuelvo a asomarme a la nada, mirándola a los ojos, sin miedo a que se apodere de mí. Permanezco frente a ella, dejando que me apunte directamente. Por un instante logro olvidarme de ti, pero siempre vuelve tu recuerdo. Bendita tortura tenerte en la mente.

Balada interior - Federico García Lorca

El corazón,
Que tenía en la escuela
Donde estuvo pintada
La cartilla primera,
¿Está en ti,
Noche negra?

(Frío, frío,
Como el agua
Del río.)

El primer beso
Que supo a beso y fue
Para mis labios niños
Como la lluvia fresca,
¿Está en ti,
Noche negra?

(Frío, frío
Como el agua
Del río.)

Mi primer verso.
La niña de las trenzas
Que miraba de frente
¿Está en ti,
Noche negra?

(Frío, frío,
Como el agua
Del río,)

Pero mi corazón
Roído de culebras,
El que estuvo colgado
Del árbol de la ciencia,
¿Está en ti,
Noche negra?

(Caliente, caliente,
Como el agua
De la fuente.)

Mi amor errante,
Castillo sin firmeza,
De sombras enmohecidas,
¿Está en ti,
Noche negra?

(Caliente, caliente,
Como el agua
De la fuente.)

¡Oh, gran dolor!
Admites en tu cueva
Nada más que la sombra.
¿Es cierto,
Noche negra?

(Caliente, caliente,
Como el agua
De la fuente.)

¡Oh, corazón perdido!

¡Réquiem aeternam!

Federico García Lorca

Amor de mis entrañas, viva muerta - Federico García Lorca

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena

noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca

Llénate de mí - Pablo Neruda.

Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.

No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? Qué designio, qué? palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidéz no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.
Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de mi mismo, perdidamente,
libre de mí, Curiosamente libre.
¡Irme, Dios mío, irme!


Pablo Neruda

Rima IV - Gustavo Adolfo Bécquer


No digáis que, agotado su tesoro, 

de asuntos falta, enmudeció la lira; 
podrá no haber poetas; pero siempre 
habrá poesía. 

Mientras las ondas de la luz al beso 
palpiten encendidas, 
mientras el sol las desgarradas nubes 
de fuego y oro vista, 
mientras el aire en su regazo lleve 
perfumes y armonías, 
mientras haya en el mundo primavera, 
¡habrá poesía! 

Mientras la ciencia a descubrir no alcance 
las fuentes de la vida, 
y en el mar o en el cielo haya un abismo 
que al cálculo resista, 
mientras la humanidad siempre avanzando 
no sepa a dó camina, 
mientras haya un misterio para el hombre, 
¡habrá poesía! 

Mientras se sienta que se ríe el alma, 
sin que los labios rían; 
mientras se llore, sin que el llanto acuda 
a nublar la pupila; 
mientras el corazón y la cabeza 
batallando prosigan, 
mientras haya esperanzas y recuerdos, 
¡habrá poesía! 

Mientras haya unos ojos que reflejen 
los ojos que los miran, 
mientras responda el labio suspirando 
al labio que suspira, 
mientras sentirse puedan en un beso 
dos almas confundidas, 
mientras exista una mujer hermosa, 
¡habrá poesía!


Gustavo Adolfo Bécquer

Noches del mes de junio - Jaime Gil De Biedma


Alguna vez recuerdo 
ciertas noches de junio de aquel año, 
casi borrosas, de mi adolescencia 
(era en mil novecientos me parece 
cuarenta y nueve) 
porque en ese mes 
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña 
lo mismo que el calor que empezaba, 
                                                                          nada más 
que la especial sonoridad del aire 
y una disposición vagamente afectiva.
Eran las noches incurables 
                                                        y la calentura. 
Las altas horas de estudiante solo 
y el libro intempestivo 
junto al balcón abierto de par en par (la calle 
recién regada desaparecía 
abajo, entre el follaje iluminado) 
sin un alma que llevar a la boca.
Cuántas veces me acuerdo 
de vosotras, lejanas 
noches del mes de junio, cuántas veces 
me saltaron las lágrimas, las lágrimas 
por ser más que un hombre, cuánto quise 
morir 
            o soñé con venderme al diablo, 
que nunca me escuchó. 
                                              Pero también 
la vida nos sujeta porque precisamente 
no es como la esperábamos.

   
Jaime Gil De Biedma

Lo fatal - Rubén Darío

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!..


Rubén Darío

Yo no soy - Juan Ramón Jiménez


Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pié cuando yo muera.



Juan Ramón Jiménez

Éxtasis por Laura - Friedrich Schiller



Laura, si tu mirada enternecida
hunde en la mía el fulgurante rayo
mi espíritu feliz, con nueva vida,
en ráfaga encendida
resbala con la luz del sol de mayo.
Y si en tus ojos plácidos me miro
sin sombras y sin velos,
extasiado respiro
las auras de los cielos.
Si el acento sonoro
tu labio al aire da con un suspiro
y la dulce armonía
de las estrellas de oro;
escucho de los ángeles el coro,
y absorta el alma mía
en transparente amoroso se extasía.
Si en la danza armoniosa
tu pie, como ola tímida resbala,
a la tropa de amores misteriosa
miro agitar el ala;
el árbol mueve, tras de ti, sus ramas
cual si de Orfeo oyérase la lira,
y a mis plantas la tierra que pisamos
vertiginosa gira.
Si de tus ojos el destello puro
fuego amoroso inflama,
latido al mármol duro
da y al árido tronco vital llama.
Cuanto goce soñó la fantasía
ya presente contémplolo y seguro,

cuando en tus ojos leo, ¡Laura mía!

Friedrich Schiller

Mientras llueve.

La lluvia se precipita sobre nosotros en su afán por liberarse de la altura.
Todo ha ido cambiando poco a poco, casi sin darnos cuenta, sin pararnos a pensar que nuestros actos son reflejos del alma.
Dejamos pasar el tempo, como si fuera algo tangible, pero ahí está, corriendo, escapando sin poder ser detenido por nadie. 
Intentamos disfrutar de cada instante dejando a un lado los pequeños detalles que, posiblemente, marcan la diferencia entre la verdadera felicidad y la felicidad idealizada que hemos creado, que creemos poseer. Pero, en realidad, el alma esconde una parte oscura que algunos dejamos salir a la superficie de las emociones. Esa parte que nos confunde, que sobrepasa la línea de lo correcto, esa que no entiende lo que está bien visto y lo que no. Esa fina distinción entre lo que realmente queremos , y lo que consideran los demás que queremos.

-

Pasa el tiempo y nosotros seguimos ignorantes de aquella esencia que nos da la vida, nos hace querer seguir adelante. Olvidamos por completo la razón por la que existimos, otros ni tan solo la conocen. Seguimos con nuestras vidas sin preguntar porqué estamos aquí, sin hallar el sentido, el verdadero sentido de nuestra presencia en otros.

-

Sigue lloviendo. El cielo está nublado, nos hace confundir las cosas. Es la representación de la tristeza en muchos, el olvido, o las ganas de él. 
Pero todo es demasiado complicado.
Dejamos el bolígrafo deslizarse por las hojas sin pensar demasiado, sin prestar atención a lo que plasmamos. Tan solo escribimos, nos desahogamos de todas esas ideas que rondan nuestra mente, sin lógica alguna, de los recuerdos, aquellas imágenes que van apareciendo en forma de diapositiva, haciéndonos revivir intensas emociones que en su momento no dimos importancia: Una simple sonrisa;  esas miradas de fuego que consumían el alma; caricias en piel nueva; un beso que nos hacía experimentar, que nos hacía probar el sabor a marihuana en el aliento, o el sabor del alcohol en los labios; un paisaje, o su rostro plasmado en las pupilas, dilatadas por costumbre; la silueta de aquella persona que imaginábamos desnudar, sumergiéndonos en nuevas sensaciones, frente a frente, sin pausa, con mucha prisa por llegar al éxtasis, por rozar el nirvana con el corazón. Tantos recuerdos que reaparecen sin motivo o se quedan en el olvido, pero la confusión se presenta a cada instante. Sin darnos cuenta nos delimita, nos impide realizar aquellas acciones que nos rasgan las entrañas queriendo salir.

No quiero pensar, tan solo caminar, seguir un ritmo apresurado ignorando el tiempo. Detenerme a cada instante que sea preciso y disfrutar de aquello que me rodea, aliviar de mis retorcidos, absurdos y abrumadores pensamientos a mi mente.


La lluvia no encuentra pausa posible, sigue confundiendo nuestras mentes, continúa haciéndonos sentir libres mientras nos obliga a resguardarnos de ella. Salir, correr, gritar bajo ella, decirle al mundo que nada apagará tu alma ni hará disminuir el ritmo de tu paso en el camino.

Pensamientos de una loca enamorada.

Noto la presión en el pecho, la falta de aire, el corte en la respiración, el nudo en la garganta,  el pulso acelerado, las ganas de gritar...
Noto como las ganas de vivir florecen en el alma y consiguen arrancar sonrisas sin motivos.
Noto como el hastío, la desidia y la melancolía permanecen, pero pierden fuerzas. Ya no reparo en su presencia tan frecuente, ya no aprecio sus ganas de matarme por dentro, apenas percibo la oscura esencia que guardan esos sentimientos.

Tan solo quiero dejarme llevar, no pensar demasiado las cosas.

Pero todo es demasiado complicado:
Su forma de ser, su manera de ver la vida, de disfrutar los pequeños detalles, su imperfecta sonrisa, perfecta a mi ver, sus ojos de luna llena, que me atraen, me invitan a intentar colarme en su cabeza... Enloquece mi pensar, trastorna mi mente.

Pero todo es demasiado complicado:
Es su olor que me incita, que me hace seguir su rastro hasta llegar a su encuentro, que me hace tenerla en la cabeza hasta verla, y aún así, continua, me persigue su perfume.
Si no está, la imagino, revivo su esencia que llena todos mis pensamientos.
Su imagen se queda impregnada en mi alma.
No hay escapatoria. No hay olvido posible.

Escrito: Viernes, 24 de mayo.

Viernes, 24 de mayo.

La rabia consume nuestras almas, lentamente.
El tiempo se convierte en la llama que enciende, prende y agota nuestras vidas y, los recuerdos, no son más que cenizas, restos de un cigarro que alguna vez fue consumido por unos labios que demostraros ternura.

Todos buscan desesperadamente una razón por que la existir, por la que luchar, por la que seguir, por la que vivir. Malgastan su valioso tiempo en absurdas esperanzas efímeras, convirtiéndose en objeto de almas despiadadas capaces de cualquier cosa con tal de alcanzar su propia felicidad.

Pero nada tiene importancia. Nada cuenta. Todo está planificado milimétricamente para continuar, para poder superar todas las caídas, para coger fuerzas e impulsarse, para seguir en pie.